Al maestro Jorge Luis Borges.
Referiré mi experiencia con la mayor precisión que mi memoria pueda abarcar, con el menor descuido posible y de manera comprensible para el lector; por lo que en el decurso he eliminado alguna que otra situación abstracta o metafísica. A continuación comenzaré a narrar la historia desde el primer recuerdo de la misma:
La oscuridad recubre la infinidad del espacio, la sensación de la perdida de los sentidos, como la aparente impresión de la degradación de la vista, la cual estaba en una búsqueda desesperada de un punto de fuga al cual asistir, era inevitable. Atemorizarme por la repentina aparición de una puerta a mi derecha también lo fue. El nublamiento pasajero de mi mente era instantáneo. Cuando se disipó, extendí mi mano hacia el picaporte y la abrí, sin valentía o vigor; este tipo de sensaciones no parecían existir en este universo. Ingresé lentamente, para mi sorpresa, en una pequeña habitación bien amoblada, rústica y confortable (lo de confortable tal vez seria solo una impresión ya que me resultaba muy familiar).
A mi izquierda se encontraba una biblioteca colmada de libros de lomos de un mismo color (serian acaso de una misma colección), esta se extendía en la mayor parte de la pared, exceptuando una zona (precisamente la ultima parte) en la que estaba una ventana. De ella una potente luz invadía la habitación. A mi derecha cuadros cubrían la extensión y un sofá de un verde opacado invitaba a sentarme. Sobre mis pies una alfombra abarcaba el suelo en su plenitud; y sobre mi cabeza una enorme araña con velas apagadas y unas hermosas terminaciones en dorado centraba la parte superior. Pero toda mi atención era atraída por la pared opuesta a mí, esta solo contenía una gran pintura de un barco de la que aún no recuerdo el autor (Derecha) y un asiento con respaldo, también de una especie de verde, que apuntaba hacia el ángulo de la habitación. La iluminación del mismo era perfecta. En el se hallaba una persona, una persona que se levanto en cuanto cerré la puerta y que reconocí instantáneamente; era yo. El temor y el estupor recorrieron mi cuerpo totalmente, eso era algo muy evidente (pero entendible). Con suma tranquilidad volvió a sentarse, esta vez en el sofá e insistió en que lo acompañase. Mi pasmo entorpeció mis movimientos hasta llegar en donde se encontraba. Nos contemplamos durante unos interminables segundos, yo con terror, el con confianza. Éramos idénticos; no cabía duda, pero sostenía mi esperanza de que fuera otro, entonces fue cuando dijo:
- No lo dudes mas, somos la misma persona,… en cierta manera – esto último lo susurro tan levemente que no lo percibí hasta después de un buen rato.
- Pero eso es imposible – respondí convencido
- En la realidad, pero no en este reino, aquí todo puede llegar a suceder – Refutó.
- ¿En donde nos encontramos? –
- Definámoslo solo como un reino fantástico –El dijo y yo elevé mi cejo en forma de comprensión estando aún muy confundido.
- ¿Llevas en ti mis recuerdos y conocimientos?- Esta idea realmente me estaba frustrando.
- No, pero los tengo -, Señalo la biblioteca – Allí se encuentra cada recuerdo y conocimiento.
- ¿Sabes algo de mí? –
- Claro que sí, se lo que vas a hacer, lo que sentís y percibís… como por ejemplo que no has entendido nada desde que estas aquí.
De pronto la oscuridad comenzó a brotar de las ranuras y pequeñas aberturas de la puerta, ventana y esquinas de la habitación. Esta lo colmo todo, todo en lo absoluto, hasta mi propio ser. Estaba perdido, me sentía libre y encarcelado al mismo tiempo. Entonces abrí los parpados, observé con imprecisión el techo de la pieza, estaba acostado; había soñado.
Este extraño sueño tenía una interpretación, una interpretación que no descubrí hasta después de un par de horas: Sin duda había tres elementos fundamentales, la habitación, la biblioteca y “yo”, cada uno de estos; en el “reino fantástico” eran símbolos concretos de algo que en la realidad es abstracto. La habitación representaba mi mente, la biblioteca a mi memoria y “yo” a mi pensamiento. Por eso es que en la “habitación” nunca hubo más de una persona.